Plagio

Junín. Primera parte (Novela por entregas)

Casi nadie sabe, aunque hay algunos que lo van encontrando, esto de llegar al parque breve, extendido justo enfrente de nosotros, y estar en otro lugar. Si uno va se puede ver que hay otras energías que lo han encontrado, hagan lo que hagan, correr, caminar, charlar, pero lo encontraron. Hay quien dice que el parque cura. De ahí su nombre “La pista de la salud”

El parque va enfriando el espacio a medida que uno se va acercando. El parque, justo enfrente de la ciudad, cruzando una avenida, que es la Avenida Circunvalación, que como algunas cosas en esta ciudad se llama como lo que no es, está más frío que la ciudad, pero si uno lo atraviesa transversalmente y se mete en él y llega al río que lo ladea está más frío que en el parque. Así que uno se relaciona primero con el parque con el tacto, al tacto cambian las temperaturas. Dice alguien que hay una inteligencia corporal. Hay palomas en el parque, principalmente cotorras, que hacen nidos grandes que cuelgan como barba de los arboles, teros que dominan el suelo y siempre saben que está haciendo uno, algunas aves carroñeras, otros tipos de pájaros que uno no llega a identificar, sin contar las acuáticas y las nocturnas. Perros callejeros. Y sin verse jamás, abrigados en la noche o la ausencia, todo tipo de animales y seres

Antes había yaguaretés en esta zona. Y ese día me sorprendió pero no, ver un puma enfrente del río. Como la mente lógica busca lógica a los indicios de la magia, y la mía es la mente de un obsesivo, o sea que ordena lo que ve porque no resiste el vacío de comprensión, pensé que se había escapado de un antiguo zoológico que había dos kilómetros más allá. Cuando el puma hizo un pozo en el piso como si fuera un topo y desapareció de mi vista enterrándose en la tierra, quizás ahí no encontré solución. Dicen los maestros zen que para llegar a la realidad hay que quebrar el razonamiento lógico de la mente, hay que retrasarla, para que uno pueda entrar a ver el mundo el breve segundo en que no está

Crucé la circunvalación y regresé a la ciudad. Junín está atravesado por dos rutas nacionales, la 7 y la 68, y es el orgullo de los ciudadanos, y para algunos la perdición. Un grito desde allá me dio a entender que algo estaba pasando

De todos modos todo esto pasó en mi mente, como todas las cosas, y nunca sabemos si la mente es un reflejo veraz de lo que pasa. El mundo entra por la mente pero en la mente hay otras cosas también que ella pone en el mundo, y ahí se mezcla lo que es y lo que no es. La verdadera libertad es que el mundo entre completo por la mente. Y con la mía no pasaba. Volví a la ciudad sabiendo que había algo

La nona y las voces

Bien se dice que hay dos tipos de conocimiento, por intuición o por racionalización. En el primero uno se escucha a uno, lo que uno mismo se dice, y se hace caso. Bueno, en casa lo que se sufre es lo que se dice de una sordera interna. No es escuchan. Claro, negados como fueron siempre para las ampliaciones y las ayudas, con eso de no escucharse a sí mismo, siempre se jactaron de que no escuchaban voces “Los que se escuchan a sí mismos, escuchan voces” “¿Y la voz de la conciencia que es? Una voz” Y aun en algún momento lo llevaron más lejos, y eran de apagar la radio, más que nada por eso de no escuchar voces.

Y acá viene la cuestión de la nona. Porque la nona decía que escuchaba voces, la voz de Fioravamti, Víctor Hugo, la voz de Gardel cantando un tango. Y con esa problemática se presentó al psicólogo “Escucho voces, pero son voces ordenadas, Fernando Bravo de una a cuatro de la tarde. Víctor Hugo Morales entre las nueve y las doce. Ya arranco temprano, escuchando a Magdalena Ruiz Guiñasú. Eso me deja tranquila, son voces ordenadas. Siempre a la misma hora, las mismas voces, y te informan” Le dijo .No pudo el psicólogo aclararle que escucha a AM Continental que estaba puesta en la cocina, porque la Nona le aventuro “O sufro algún tipo de trastorno, o soy un elegida, que me están transmitiendo cosas. Por ejemplo que está trabado el transito a la altura del puente Pueyrredon por un corte de calle” Porque bien sabia este psicólogo que en casa todos necesitan tener algún problema especial. Y la nona, una tana de las de antes, no tenía ninguno. Así empezó la relación entre el terapeuta de la familia y la nona. Ella lo llamaba y le decía “Fui a la cancha y escuche una voz, que decía Cambio En Argentinos, sale Cambiazo, entre Giménez” Y él no le decía que era la voz del estadio.

Ahí sigue la nona en casa, escuchando voces. Ahora son un poco distintas, lo dijo ella “Algo están pasando, las voces están desordenadas, escucho voces, pero son otras voces” Alguien le corrió el dial de la radio y está escuchando La red. Y enseguida te enumera “Jorge Rial me habla de nueve a una, y unos muchachos que hablan de fútbol, me hablan de doce a dos. Me contaron de los lios que hay en Boca con Riquelme. Por algo me lo dijeron, tengo que arreglarlo”

Ahí está la nona, la última vez que la vi, esta mañana, hace un rato, había salido, no sé si para el psicólogo o para La Boca.

Dibujo absoluto